Se acerca el verano y es tiempo de disfrutar del sol, por lo que es ideal si tienes una piscina en casa donde puede disfrutar toda la familia. Ya sea una piscina de obra o de tipo desmontable, estas estructuras requieren un mantenimiento mínimo.
Uno de los aspectos más importantes es que el agua de la piscina se mantenga clara y limpia durante el mayor tiempo posible. Por otra parte, hay que evitar la aparición de algas y que el pH se mantenga a niveles adecuados para no favorecer la proliferación de organismos ni dañar la piel.
Puedes conseguir diversos tratamientos para el agua de la piscina, siendo el más común el uso de cloro en diversas formas. También existen diversos sistemas automatizados que utilizan desde ozono hasta luz ultravioleta para mantener tu piscina en el mejor estado posible.
Tratamientos para el agua de la piscina
Para mantener tu piscina en buen estado, es importante que hagas un buen mantenimiento de la estructura física y el agua. Antes de iniciar cualquiera de los tratamientos disponibles, te recomendamos hacer lo siguiente:
- Revisar el estado de todos los componentes de la piscina como paredes y fondo, a fin de comprobar que no hay filtraciones ni roturas. Igualmente, revisar que la bomba, el filtro, skimmer y válvulas funcionen adecuadamente.
- Si la piscina está vacía, aprovechar para hacer una limpieza profunda del fondo y las paredes, que incluya eliminar la cal incrustada. Cuida que el fondo mantenga siempre un espejo de agua, para que la estructura no sufra daños.
- Haz un mantenimiento regular de la piscina para eliminar partículas de polvo u otros residuos que se acumulen el agua. Un buen sistema puede ser utilizar limpiafondos, por lo que te recomiendo visitar https://www.piscinasathena.com/tienda/limpiafondos-piscina/, donde encontrarás diversos tipos y modelos.
- Controla el nivel del pH, el cual debe estar en un nivel entre 7,3 a 7,6, usando un minorador o incrementador de pH, según sea el caso. En aguas duras (con mucha cal), generalmente vas a necesitar reducir los valores.
Una vez que has hecho este mantenimiento mínimo, puedes elegir el tipo de tratamiento para agua que más te convengan. Entre los más utilizados, se encuentran los siguientes:
Con cloro
Este es el producto químico que se utiliza más comúnmente para tratar el agua de las piscinas, porque es económico y muy fácil de utilizar. Está disponible tanto en forma líquida como sólida, siendo recomendable el uso de pastillas de cloro lento que se colocan dentro del skimmer.
En el proceso de desinfección, los residuos orgánicos se degradan a compuestos simples que se evaporan y así se eliminan del agua. Algunas presentaciones como el hipoclorito de sodio, pueden ayudar a regular el pH y la aplicación de las distintas formas puede ser manual o utilizando bombas de dosificación.
Es importante hacer la dosificación correcta del cloro, porque un exceso puede llevar a producir cloraminas que son las responsables del olor e irritaciones en la piel. Por otra parte, se debe tener cuidado con los gases que se evaporan en piscinas ubicadas en espacios cerrados.
Con bromo
Este es un tratamiento químico que se utiliza como una alternativa al cloro, al fin de evitar los efectos de los gases irritantes. Este se utiliza en forma de ácido hipobromoso, que viene generalmente en presentación de tabletas y se puede utilizar con dosificadores automáticos.
El bromo tiene un coste mucho mayor que el cloro, es mucho más eficiente en la eliminación de organismos como algas y hongos, además de funcionar bien a pH alto. No obstante, al igual que el cloro, puede producir subproductos que pueden llegar a ser tóxicos para los bañistas a altas concentraciones.
Ionización con cobre y plata
Este es un sistema en el que no se utilizan productos químicos y consiste en un proceso de electrólisis en el cual se liberan iones del cobre y plata al agua. Estos tienen carga positiva y son atraídos por la carga positiva de los microorganismos.
Una vez que se unen a estos, actúan la membrana celular y por tanto los eliminan de forma muy eficiente. El cobre además tiene acción floculante, por lo que contribuye a que las partículas en suspensión o en la superficie, vayan hasta el fondo de la piscina.
Este sistema se puede utilizar tanto en aguas a temperatura ambiente como climatizadas y funciona bien para estabilizar el pH. Se requiere combinar con un tratamiento químico, pero solo utilizando un 10% de una dosis normal, por lo que se reduce la posibilidad de generar productos tóxicos.
Cloración salina
Este también es un sistema automatizado que utiliza como base un proceso de electrólisis, en este caso de una sal (cloruro de sodio). Para esto, se aplica una cierta cantidad de sal al agua y se hace circular por una celda que tiene los electrodos.
Al ser sometida a la electrólisis, la sal se convierte en hipoclorito de sodio que es la sustancia que va a actuar como desinfectante del agua. Es un sistema cerrado, en el que el agua recircula y al ser liberada al cuerpo de la piscina, el hipoclorito de sodio se evapora.
Tiene la ventaja de que no produce subproductos que sean tóxicos así como tampoco olores fuertes ni causa irritaciones en las mucosas y la piel. No obstante, es necesario realizar la nivelación del pH con otros medios para mantenerlo en el nivel adecuado.
Uso de luz ultravioleta
Este es considerado un tratamiento complementario al uso de los tratamientos químicos y puede reducir el uso de estos hasta en un 80%. Además, también es compatible para utilizar con sistemas de cloración salina.
En este caso, se pasa el agua filtrada por una cámara en la que es irradiada con la luz ultravioleta, lo cual afecta a los organismos vivos y los destruye. Asimismo, este sistema elimina las cloraminas que se producen cuando se utiliza cloro y genera un ahorro en el uso de agua de reposición para la piscina.
Suele ser un sistema muy sencillo de instalar que no requiere un gran mantenimiento y funciona de forma automática. Por otra parte, al eliminar los subproductos del cloro, se evitan los problemas de irritación en la piel y las mucosas.
Con ozono
Este es un sistema muy eficiente para la desinfección del agua, que funciona como un excelente sustituto de los productos químicos. Sin embargo, se requiere el uso de los mismos en una proporción aproximada de un 5% en comparación con un tratamiento químico completo.
Se utiliza un generador de ozono que lo descompone en varios productos que actúan eliminando los microorganismos. Este proceso ocurre dentro de la bomba y cuando el agua se incorpora nuevamente a la piscina, se transforma en ozono.
Como desventaja este tratamiento requiere la instalación de un equipo que puede ser costoso y que ocupa mucho espacio. No obstante, se ahorra gran cantidad de agua porque la sustitución de la misma se alarga y se evitan todos los inconvenientes asociados al uso de productos químicos potencialmente tóxicos.