Hoy vamos a hablar de las adicciones y cómo las mismas pueden influir en el día a día de una persona. Y es que tener adicciones no suele ser positivo, de aquí que tratarlas a tiempo sea importante para evitar que el daño sea mayor.
Para realizar este artículo nos hemos puesto en contacto con los expertos en adicciones de AMAS Adicciones. Gracias a su colaboración hemos podido realizar esta guía de adicciones a través de la cual te será más fácil salir de dudas. Te invito a leerla con tranquilidad para que puedas saber lo máximo posible del tema. Y recuerda, solicitar ayuda a profesionales siempre es la mejor solución para superar cualquier tipo de adicción.
¿Qué es una adicción?
Una adicción surge cuando el uso de una sustancia o la realización de una actividad se vuelve frecuente, pierde control y afecta nuestras relaciones sociales. Se puede desarrollar dependencia hacia diferentes cosas, como el tabaco, el alcohol, las drogas, e incluso hacia comportamientos cotidianos como el trabajo, las compras o el uso constante del teléfono móvil.
Sin embargo, practicar una actividad repetidamente o consumir alguna sustancia no siempre implica que exista un trastorno adictivo. Hay situaciones en las que no se reconoce inmediatamente que se está entrando en una fase de dependencia, ya que las personas tienden a negar la realidad de la adicción.
Cuando alguien percibe que está abusando de algo, ya sea una sustancia o una costumbre, y se ve incapaz de dejar de hacerlo a pesar del deseo de frenarlo, es cuando se habla de una verdadera adicción. Este sentimiento de carencia y la incapacidad de controlarlo son señales claras de un problema que ha sobrepasado los límites de lo habitual.
En estos casos, la adicción se ha instalado de forma sólida, afectando de forma negativa su bienestar y entorno.
¿Cuál es la diferencia entre dependencia y adicción?
La adicción es un impulso incontrolable y constante por consumir algo o realizar una actividad, lo que gradualmente reduce el interés en las tareas cotidianas y favorece el aislamiento social. Quienes sufren de esta condición se ven incapaces de moderar su dependencia, incluso cuando saben que les causa daño.
Los intentos de detenerse suelen ser infructuosos sin el soporte adecuado, lo que aumenta el riesgo de recaídas. Cuando esto ocurre, los efectos de la adicción pueden intensificarse considerablemente. Este trastorno abarca tanto los problemas relacionados con sustancias psicoactivas como con conductas perjudiciales para la salud.
¿Qué tipos de adicción existen?
Existen tres tipos principales de adicción: las relacionadas con sustancias, las vinculadas a comportamientos y las adicciones diarias. Estas dependen de la necesidad compulsiva de un determinado elemento o práctica, lo que puede ocasionar una serie de consecuencias negativas tanto físicas como emocionales.
Adicción a sustancias
La adicción a sustancias implica la dependencia de productos como drogas o medicamentos. Existen distintos tipos de sustancias psicoactivas que pueden crear dependencia. El tabaco y el alcohol son los más populares, aceptados socialmente y consumidos frecuentemente sin tener en cuenta sus efectos a largo plazo.
El cannabis suele ser considerado como una “droga blanda”, mientras que sustancias más duras incluyen la cocaína, los opiáceos como la heroína o la metadona, y las drogas sintéticas, tales como el MDMA. Asimismo, medicamentos como las benzodiazepinas para el manejo de la ansiedad o los opioides para aliviar el dolor pueden provocar dependencia.
Algunos productos como los poppers, aunque no son reconocidos como adictivos, pueden generar consecuencias similares cuando se utilizan de forma reiterada.
Adicción conductual
Las adicciones conductuales son aquellas en las que la dependencia está ligada a una actividad o comportamiento en particular. Estas se denominan también adicciones no a sustancias, y han ido siendo identificadas más recientemente. El proceso detrás de estas adicciones es semejante al de las drogas: la persona pierde el control de la práctica, y la necesidad de realizarla se vuelve cada vez mayor.
Entre los comportamientos más comunes se encuentran la ludopatía, es decir, la adicción al juego, la ciberadicción y la adicción a los videojuegos. También se incluyen conductas como la bigorexia, que se refiere a la obsesión por el ejercicio físico, y la adicción al trabajo. La adicción al sexo y a la comida, así como la dependencia emocional, son también formas reconocidas de adicción conductual.
Adicción diaria
Las adicciones diarias son comunes en la vida cotidiana y a menudo se esconden en elementos que pasamos por alto. Por ejemplo, la dependencia del azúcar, del café, del chocolate o del uso constante de las pantallas se está convirtiendo en un fenómeno generalizado.
Aunque estos comportamientos no son considerados como adicciones severas, el consumo frecuente puede generar dependencia. El café, por ejemplo, es una de las adicciones más frecuentes en muchas personas. Beberlo en exceso, aunque común y socialmente aceptado, puede resultar problemático por la cafeína que contiene, la cual es una sustancia psicoactiva reconocida. De igual forma, el consumo social de alcohol es una práctica frecuente, pero exceder los límites puede implicar un riesgo para la salud.
Las adicciones pueden estar asociadas tanto a sustancias como a comportamientos y hábitos cotidianos. Estas pueden alterar la vida de quienes las padecen y generar efectos negativos en diversas áreas, como la salud física, emocional y social. Reconocer las señales de una posible adicción es fundamental para poder actuar a tiempo y buscar soluciones adecuadas.
¿Qué síntomas pueden advertir una adicción?
La dependencia es un fenómeno que se manifiesta sutilmente, y antes de establecerse por completo, es posible notar ciertos síntomas evidentes. La persona puede presentar alteraciones en su aspecto físico, dificultades para relacionarse con los demás, ausencias frecuentes de su entorno laboral o educativo, y una pérdida de interés en pasatiempos previamente disfrutados.
También se experimentan problemas para concentrarse, recordar detalles o mantener un peso saludable. Alteraciones en el sueño y cambios emocionales intensos son comunes. Además, pueden surgir molestias físicas, preocupaciones económicas e incluso aislamiento social, lo que refuerza el ciclo de la adicción.