Los distintos edificios que existen en una ciudad, constituyen el principal gasto energético y de emisión de gases de efecto invernadero en el entorno urbano. De hecho, se estima que en España producen un 40% de estos gases y representan un 30% de consumo de energía en todo el país.
Siguiendo las normativas europeas, se busca mejorar la eficiencia energética de las edificaciones y así reducir su impacto medioambiental. Para esto, una de las medidas tomadas es exigir que todos los edificios cuenten con un certificado energético, en el que se incluyan recomendaciones para mejorar su eficiencia.
Los certificados energéticos estiman el uso de la energía así como la emisión de gases contaminantes, pero tienen algunas variaciones con relación al uso de la edificación. Por esto, te presento una revisión de los distintos tipos de certificados energéticos y sus diferencias.
¿Qué es la certificación energética?
Son documentos que certifican, con base a evaluaciones técnicas, el consumo de energía de un inmueble. Igualmente, se toman en cuenta las emisiones de CO₂ que produce la edificación, como un mecanismo para estimular la eficiencia energética y lograr un ambiente urbano mucho más sostenible en el contexto medioambiental
Según lo establecido en las normativas europeas, los certificados energéticos deben mostrar información referente al consumo de energía y emisiones de dióxido de carbono. En este sentido, se establece una clasificación de 7 grados en eficiencia energética que va de la G hasta la A.
Una edificación con certificación energética A o B, son aquellas que tienen un consumo de energía muy bajo para su funcionamiento. Por su parte, las C y D se refieren a una eficiencia media, que suele ser la más frecuente en muchos inmuebles.
Cuando se obtiene una certificación entre E y F, el consumo de energía es bastante alto y su uso es poco eficiente, mientras que la G tiene una eficiencia energética muy deficiente. Se busca que la mayoría de las edificaciones tengan al menos una eficiencia D, aunque se promueven los cambios en cuanto al uso de la energía para mejorar estas clasificaciones.
¿Cuándo es obligatorio tener un certificado energético?
Desde el año 2013, las normativas europeas con respecto a las certificaciones energéticas son obligatorias en España. En este sentido, se establecen las edificaciones que deben contar con la misma desde el punto de vista legal:
- Todos aquellos edificios de nueva construcción deben gestionar la certificación tanto en la fase de proyecto como de obra terminada.
- Partes de un edificio o la edificación completa que vaya a ser alquilada o vendida.
- Los edificios o partes de estos que estén ocupados por algún ente de la Administración Pública y que tengan una superficie útil que sea mayor a los 250 m².
- Edificaciones en las cuales se realicen reformas que involucren modificaciones en las instalaciones térmicas o cuando se hagan ampliaciones que superen el 10% del edificio y sean mayores a los 50 m².
- Todos aquellos edificios o partes de estos con una superficie mayor a los 500 m² que son frecuentados por público general.
- Edificios residenciales que requieran una Inspección Técnica de Edificio, correspondiendo generalmente a aquellos con más de 50 años de construcción. Se requiere este certificado se vayan o no a alquilar o vender.
Hay algunas excepciones contempladas en la legislación, para las que no se exige la tramitación del certificado energético. Entre estos destacan edificaciones que estén protegidas por su valor histórico o arquitectónico, las que son provisionales así como algunos edificios de uso industrial o agrícola, entre otros.
¿Cómo se gestiona el certificado energético?
La responsabilidad de solicitar esta certificación recae sobre el propietario o promotor del inmueble. Para esto, es necesario que se sigan los siguientes pasos:
- Se debe contactar a un técnico reconocido que cuente con conocimientos sobre el funcionamiento y eficiencia de las instalaciones térmicas. Entre estos destacan los arquitectos, aparejadores y distintos tipos de ingenieros.
- El técnico competente deberá realizar al menos una visita al inmueble, con la finalidad de hacer mediciones y evaluaciones de sus instalaciones térmicas y uso de la energía. La misma se debe efectuar mínimo 3 meses antes de emitir el informe y tomará en cuenta únicamente las áreas del edificio que son habitables.
- Con la información levantada, se genera un informe, para lo que se pueden utilizar programas informáticos especializados. El mismo debe incluir, entre otras cosas, la calificación energética obtenida por la edificación y las recomendaciones para mejorarla.
- El informe debe ser registrado en cada comunidad autónoma, siguiendo los procedimientos establecidos. Posteriormente, se genera la etiqueta energética de la edificación.
Si hay irregularidades en la evaluación e informe realizado por el técnico, se pueden recibir sanciones y multas, que pueden alcanzar los 6.000 euros. Para evitar inconvenientes, contrata a profesionales reconocidos como los de ARKespai, arquitectos especializados en estas certificaciones.
Tipos de certificados energéticos
En general, todas las edificaciones que tienen obligación de contar con la certificación energética, requieren informes similares. No obstante, hay algunas diferencias cuando se trata de viviendas unifamiliares, edificios completos o de nueva obra
Para edificio completo
En este caso, es necesario hacer una evaluación de toda la edificación, por lo que el técnico debe tomar en cuenta los sistemas calefacción, refrigeración y aire acondicionado comunitarios. Asimismo, hay que considerar el uso de energía en cada una de las viviendas y las mediciones suelen ser más sencillas, ya que se contempla el perímetro del mismo.
En el informe se contemplan los metros cuadrados totales habitables del edificio y la certificación avala a todas las viviendas incluidas en el mismo. Cuando el edificio tiene un uso residencial, se toman en cuenta únicamente las instalaciones térmicas, pero para esto es necesario que toda la edificación tenga un mismo uso.
Desde el punto de vista de los propietarios, este tipo de evaluaciones suele ser mucho más conveniente, debido a que cada vivienda individual puede tener una eficiencia distinta. Por lo general, un mayor porcentaje de estas viviendas se benefician con la certificación completa, ya que obtienen una mejor calificación.
Para vivienda unifamiliar
El procedimiento es similar al que se sigue para un edificio completo, pero se deben hacer mediciones exactas de cada estancia en la vivienda, para estimar la superficie habitable. Además, hay que considerar tanto la orientación como el consumo de todas las instalaciones térmicas, como calderas radiadores o cualquier equipo de climatización.
Dependiendo de la posición y tamaño de la vivienda, la calificación energética puede ser menor que la del edificio completo en la que se encuentra. También se pueden presentar algunas diferencias relacionadas con la forma de realizar los cálculos de cada técnico.
Para edificios de uso terciario
Las edificaciones de uso terciario son aquellas en las que se desarrollan actividades asociadas al servicio público. Cuando están dedicadas al sector de los servicios, administrativos o locales comerciales de tamaño pequeño a medio, se consideran terciarios.
Al tratarse de edificaciones de mayor tamaño, como hospitales, grandes hoteles o centros comerciales, entre otros, se consideran gran terciario. Las certificaciones energéticas en ambos casos tienen algunas diferencias.
No obstante, en ambos tipos de edificios hay que contemplar los gastos energéticos generados por iluminación y ventilación para estimar la eficiencia. En los edificios gran terciario, la mayor complicación es la estimación de la superficie útil, ya que algunas zonas como aquellas dedicadas exclusivamente al almacenaje o cualquier espacio semi-abierto al exterior no se incluye en los cómputos.
Para obra nueva
A diferencia de los edificios ya existentes, en las edificaciones nuevas se generan dos certificados energéticos distintos. El primero de estos, se asocia al proyecto de construcción que se presenta y se considera una estimación aproximada de la eficiencia energética del edificio.
Posteriormente, al terminarse la obra, es necesario hacer las mediciones pertinentes de consumo y a partir de estas, emitir un nuevo certificado energético. El informe de este tipo de edificios debe incluir la normativa que fue seguida en la construcción para lograr una mayor eficiencia y ahorro energético.
Además, deben seguirse los requisitos medioambientales que se exigen para instalaciones térmicas. Estas certificaciones aplican tanto para edificaciones totalmente de nueva construcción, como aquellos a los que se hacen reformas integrales.
Diferencias entre los distintos tipos de certificados energéticos
Como has podido comprobar, las diferencias en estos certificados tienen que ver principalmente con las mediciones que se hacen y el tipo de consumo que se toma en cuenta. En general, las principales son las siguientes:
- En los certificados de edificios completos de uso residencial se hace una evaluación total de la eficiencia energética y se da una clasificación global para todas las viviendas.
- Para la certificación de viviendas unifamiliares se deben hacer mediciones de cada una de las estancias y tomar en cuenta su ubicación en el edificio con relación a la demanda energética.
- En edificios de uso terciario, es necesario estimar el consumo proveniente tanto de las instalaciones térmicas como de la iluminación y ventilación.
- Para edificaciones de uso gran terciario, se debe tener cuidado al estimar la superficie útil y no incluir espacios semi abiertos al exterior o usados exclusivamente para almacenamiento.
- Cuando se hace una obra nueva o de reforma integral, se debe contar con un certificado energético del proyecto y uno definitivo al concluirse la construcción.