Los dolores de cabeza son una queja recurrente que puede llegar a ser incapacitante dependiendo del grado de intensidad y de la frecuencia con la que se repitan. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud afirma que todas las personas padecen dolor de cabeza de forma ocasional.
Existen distintos tipos de dolores de cabeza y sus causas y síntomas son variados. Bien es cierto que, en muchas ocasiones, estos dolores no son causa de preocupación ya que no se deben a ninguna enfermedad, por lo que pueden ser tratados con simples analgésicos que hacen que el dolor remita o desaparezca en poco tiempo. No obstante, si los dolores son repetitivos y casi constantes es recomendable consultar a un especialista, para así poder descartar que tengan una causa más seria.
A lo largo de este artículo, trataremos de identificar los distintos tipos de dolores de cabeza, así como sus causas, síntomas y prevención.
Cefaleas primarias
Migraña
Las migrañas son dolores de cabeza causados, según los expertos, por el estrechamiento de vasos sanguíneos encefálicos que provoca que el oxígeno y la sangre no lleguen de forma óptima al cerebro. También pueden ser causadas por la activación de neuronas de la corteza cerebral debido a estrés, cambios hormonales, deshidratación o insomnio. Las migrañas tienen tendencia a ser recurrentes, con una duración de hasta tres días, por lo que para quienes las sufren suelen ser una condición de por vida.
Este tipo de dolor de cabeza es más intenso que el de otras cefaleas, ya que suelen consistir en molestos pinchazos en una de las sienes junto a náuseas o hipersensibilidad a las luces, sonidos y olores. Además, en ocasiones las migrañas pueden venir precedidas por síntomas visuales, motores o lingüísticos, como pérdida parcial de la visión, dificultad de habla o debilidad muscular. Es lo que conocemos como “migrañas con aura”.
Este tipo de cefaleas, dependiendo de su frecuencia e intensidad, pueden tratarse mediante analgésicos comunes o con tratamiento más específico y agresivo como los triptanes, fármacos que únicamente combaten los ataques agudos de migraña.
Cefalea tensional
Es el tipo de dolor de cabeza más habitual. Su causa primera es la tensión muscular, en especial de hombros, cuello y mandíbula. Puede deberse a estrés o a causas físicas, como contracturas en las partes nombradas o a una mala práctica en la actividad física, malas posturas o insomnio.
Este tipo de cefalea se manifiesta generalmente como una presión en uno o ambos lados de la cabeza que puede verse incrementado al tocar las zonas musculares más afectadas, sensación de presión detrás de los ojos y sensibilidad a la luz y al sonido. Pueden durar entre 30 minutos y varias horas y son menos incapacitantes que las migrañas.
Cefalea tusígena
Es menos habitual padecer este tipo de dolor de cabeza, ya que tiene su causa inmediata como consecuencia de una intensa tos. Pueden ser muy breves o durar más de una hora y, además, están relacionadas con otros síntomas como náuseas, vértigo o dificultad para conciliar el sueño.
Lo mejor para erradicar esta cefalea es acudir a un médico que trate la tos y que, sin ella, también desaparecerán nuestros dolores de cabeza.
Cefalea trigémino-autonómica o neuralgia del trigémino
El trigémino es el nervio craneal encargado de traspasar las sensaciones del rostro al cerebro que, en ocasiones, puede quedar comprimido, lo que se traduce en un intenso dolor lacerante que empieza en el rostro. Son las cefaleas más dolorosas y difíciles de tratar, ya que provienen de una alteración en el propio nervio.
Sus síntomas más frecuentes son calambrazos de carácter punzante alrededor o detrás del ojo, en la mejilla y el labio, afectando generalmente a un lado de la cara. Estos dolores se pueden desencadenar tan fácilmente como cepillándose los dientes o afeitándose, ya que es entonces cuando se produce un estímulo sensorial en la zona del nervio trigémino.
Los tratamientos comunes como aspirina o paracetamol no suelen ser efectivos contra esta cefalea, por lo que se suele recurrir a fármacos más fuertes tras un estudio neurológico. En pacientes en los que, pese a todo, el dolor no remitiese, sería necesaria cirugía para descomprimir el nervio.
Cefalea por crioestímulo
Es el nombre que reciben los dolores de cabeza causados por el contacto con cosas muy frías de forma externa o al ingerirlo, como sucede con bebidas o helados. Estos dolores tienden a ser bastante breves, aunque punzantes.
Cefalea por esfuerzo físico
Este tipo de cefaleas no se deben a ninguna causa intercraneal, sino más bien al ejercicio intenso tras el cual se produce un flujo anormal de la sangre. Su frecuencia se dispara en lugares donde hace más calor o de elevada altitud.
Pueden combatirse con antiinflamatorios o analgésicos, pero también calentando antes de practicar ejercicio o manteniéndose debidamente hidratado.
Cefaleas secundarias
Este tipo de dolores de cabeza son los que tienen como consecuencia afecciones o trastornos vasculares. Suelen ser síntoma de algo más y pueden requerir un tratamiento concreto en función de cuál sea su causa.
Cefalea por traumatismo
Como su propio nombre indica, son debidas a golpes en el cráneo o en las cervicales, que pueden provocar dolores de cabeza recurrentes o incluso crónicas. Suelen aparecer junto a otros síntomas derivados del propio accidente, como problemas de concentración, fallos de memoria o mareos. No suelen ser motivo de preocupación, a no ser que el dolor sea recurrente y se combine con confusión, desmayos, vómitos o dificultades visuales o auditivas.
Cefaleas por consumo de sustancias
Ciertos dolores de cabeza pueden estar causados por el consumo abusivo de sustancias nocivas, como alcohol, cocaína o monóxido de carbono. También puede suceder al contrario, es decir, la abstinencia en el consumo habitual de alcohol o drogas es otra causa de cefalea. Asimismo, algunos medicamentos también pueden fomentar la aparición de dolores de cabeza, por lo que será necesario consultar si la causa puede ser esa.
Cefaleas hormonales
Este tipo de dolores de cabeza está causado por cambios en los niveles hormonales. Son muy comunes en las mujeres, donde están estrechamente ligados a sus periodos menstruales debido a los cambios en los niveles de estrógeno, en especial en aquellas mujeres que toman la píldora.
Pueden aparecer tanto antes como durante la menstruación y pueden tratarse con antiinflamatorios o, en los casos más extremos, los médicos pueden tomar medidas preventivas como terapias hormonales o probando otros tipos de anticonceptivos orales.