El estudiante auditivo
Es el más común de todos. Retiene los conceptos cuando los oye de boca de alguien de su entorno. Son los que más encajan con los métodos de enseñanza actuales, basados en la presencialidad (ejem, COVID-19) y en los que el alumnado escucha en silencio los conocimientos que transmite de manera oral el docente de la materia.
La ventaja de este tipo de estudiantes es que asimilan enseguida los conceptos en su mente y permiten relacionarlos con otros conocimientos previamente adquiridos, aunque tienden a caer en la confusión cuando se les repite algo de manera distinta o se pretende matizar o corregir una información previamente dada.
El estudiante visual
Al contrario que los primeros, basan su principal canal de absorción de conocimientos en los ojos, a través de los cuales perciben toda la información. Para ellos es más fácil estudiar de los apuntes o de los manuales, al contrario que los auditivos, ya que suelen agilizar el proceso de lectura para retener información en su mente desde la primera pasada. En ellos juega un papel primordial la concentración y la ausencia de distracciones sonoras que no entorpezcan la legibilidad de los conceptos que se encuentran en su campo visual.
En las clases suelen ser los más avanzados, ya que enseguida adquieren nuevos conocimientos directamente de la pizarra y pueden establecer relaciones conceptuales antes de oírlas decir incluso al profesor.
El estudiante kinestésico
Es aquel que basa su aprendizaje en las rutinas musculares desarrolladas por la repetición de una determinada actividad. Alcanzan la excelencia a base de repetir, una y otra vez, el mismo proceso. Esta capacidad no es apta para todo tipo de materias (por ejemplo, para música es una excelente base, pero para disciplinas de lógica no tanto), por lo que podrías ser uno de estos estudiantes si eres bueno en algún tipo de materia en concreto y en otras eres un verdadero desastre.
La memoria muscular juega un papel esencial en este tipo de estudiantes. El desarrollo de habilidades a base de hábitos supone el principal fundamento de aprendizaje de estos estudiantes. No obstante, no se llevan bien con los cambios de costumbres. Si han aprendido a hacer algo mal, a la hora de corregirlo les será muy difícil porque se ven obligados a interrumpir a su propio cuerpo para reaprender de nuevo, dando al traste con todo lo aprendido. Por eso, en estos estudiantes es preferible que sigan haciéndolo como han aprendido, a pesar de que no sea la mejor forma de hacerlo, que detenerse del todo y esperar a que le enseñen una manera mejor de hacerlo.
El estudiante instintivo
Suele ser el más rebelde en la escuela, y en los estudios superiores, como el grado universitario, es el que más aporta y más inquietudes demuestra tener. Sienten la necesidad de ir aportando algo nuevo a cada momento, nunca dejan de preguntar y tienen una sed insaciable por adquirir más y más respuestas a todo lo que se plantean. También son buenos añadiendo modificaciones o toques personales a ciertas lecciones, siendo una metodología de estudio excelente para disciplinas como matemáticas o física, donde el razonamiento lógico es vital y tienen cabida las aportaciones del estudiante.
Sin embargo, suelen tener problemas con la autoridad. Entiéndase por autoridad eminencias y figuras consagradas de la disciplina, y suelen abrazar las corrientes del pensamiento anti academicistas por cuestionar todo lo que se considera correcto. Esos atisbos de impulsividad suelen confundirse con actitudes conflictivas en un estudiante.
El estudiante progresivo
Es el tipo de estudiante que, de entrada, parece desmotivado y propenso a suspender. Sin embargo, pese a que en parte es cierto que no muestra ningún interés por la materia, a base de ejercitar el cerebro consigue dominar la materia. Su cerebro pasa por dos fases durante el aprendizaje: desmotivación e iluminación. Durante la primera, el cerebro recibe una nueva información que, al no ser de su interés, rechaza y no almacena. No obstante, a base de perseverancia y voluntad, esta nueva información se retiene. En la segunda fase todo adquiere sentido, generando un discurso fácil de entender para el cerebro y permitiendo al estudiante retenerlo durante mucho más tiempo.
Estos estudiantes suelen lograr grandes calificaciones en los exámenes tras muchos intentos, y precisan de un carácter fuerte para no abandonar a las primeras de cambio. Están acostumbrados al fracaso y conocen bien el camino que los llevará hasta lo más alto, así que la perseverancia es una de sus aptitudes más apreciadas.
El estudiante virtuoso
Son los más raros, los que cuentan con un verdadero don para el estudio y suelen tener un coeficiente intelectual muy superior a la media. Son excelentes alumnos en una o varias materias, sin que estas tengan que guardar algún tipo de semejanza. En este tipo de estudiantes juega un papel primordial la herencia genética, un principio cada vez más defendido por los expertos que afirma que las cualidades del entrenamiento cerebral pueden traspasarse de padres a hijos. Es una afirmación que no cuenta con una base científica sólida por el momento, pero se considera una vía con mucho potencial por descubrir.
No hay que confundir a los estudiantes virtuosos con los aplicados, ya que estos alcanzan la excelencia a través de la práctica, no de las cualidades innatas del cerebro. Los virtuosos nacen con un talento natural para una determinada actividad, sin precisar de tutores o profesores para ampliar sus conocimientos.
El camino a la excelencia
No debes sentirte culpable por no ser un excelente estudiante, pero sí debes estar orgulloso de todo lo que has conseguido con tu esfuerzo y constancia. No obstante, todos necesitamos una pequeña ayuda en algún momento de nuestras vidas y, siendo conscientes de la dedicación y el esfuerzo que se requieren para finalizar unos estudios superiores como un grado universitario o un máster, existen en la red portales con equipos expertos en distintas materias capaces de echarte un cable cuando lo necesites. Uno de los que presenta una media de resultados más elevada es Universitarios En Apuros, formado por un equipo de colaboradores expertos en distintas materias capaces de elaborar proyectos de fin de carrera, incluyendo TFG y TFM. A través de su página principal, a la que puedes entrar a través de https://universitariosenapuros.com/, puedes acceder a un presupuesto personalizado en base a tus necesidades para contratar un trabajo específico que necesites. Su equipo de redactores y coordinadores de proyectos se encargan de mantenerte informado acerca de todos los pasos dados desde tu solicitud hasta la fecha de entrega enviándote actualizaciones periódicas, todo el material consultado y facilitándote el acceso toda la bibliografía especializada consultada para que conozcas las referencias bibliográficas en caso de tener que exponerlo ante un tribunal.